jueves, 15 de diciembre de 2011

A Mercedes Dunstan

Es mi primera vez en el Cementerio Católico. Bien frío el lugar, hay más muertos que aire y hacen falta varios árboles. 
Dos perros llenan de alegría las rondas de los guardias, al menos eso me contaba mi tía: "cuando yo salía a hacer las rondas los perros se me atravesaban y algunas veces casi me botan".
Intespestivamente tuvimos que ir a la capilla para recibir las cenizas de nuestra querida Mercedes. 
Pareja e hijo totalmente disfrazados de terno. Rodrigo prefirió el clásico negro, Nelson -menos formal o menos anticuado- con azul marino se presentó a los asistentes.
La espera de pie se suplió con la aparición extraña de un hombre vestido de escocés con una gaita a cuestas. Caminó seguro y consciente de lo mucho que llamaba la atención a probar en una esquina tan lejano instrumento. Ahora en la puerta de la capilla está tocando mientras todos fingen ignorarlo. Al parecer es para esta ceremonia. En efecto, lo era y nos acompañó en la peregrinación a la capilla. El ánfora sobre una mesa de mantel blanco. Yo también me siento en blanco.
Varios ramos de flores, muchos colores, predominan los lilium.
Una capilla enorme, con pésima acústica como todas, todos atentos a la ceremonia. Los típicos paseos de tacos desubicados.
No me fue posible ignorar que Rodrigo se secó las lágrimas al dejar delicadamente las cenizas de su madre sobre la mesa.
Todos en silencio, todos buscando paz, Nelson lee un trozo de la Biblia.
Un guardia con pinta de sacristán que saludamos hace mucho rato dirige algunas palabras a los asistentes, los hace cantar repetidamente "el señor es mi pastor, nada me habrá de faltar". Más lecturas, más silencios. El cura sigue hablando. La mitad de los asistentes, si no exagero, lo escuchan con el corazón, el resto sufre en silencio.
Todos intentamos escuchar atentos, pero...a palabras necias, oídos sordos.
Tía, lamento no haberla visto por mucho tiempo. La quise siempre, y le estaré eternamente agradecida por sus regaloneos.
No recuerdo si era católica, pero si le gusta esto, espero que le parezca una buena despedida.
Lamento lo mucho que sufrió y me alegro por todo lo que aprendió.
Gracias por su sonrisa, su buena voluntad, y por su fortaleza. Por su ayuda indiscriminada hacia nuestra familia. Por su amor por los animales, y por haberme querido.
Muchas gracias.
                                                                     


domingo, 28 de agosto de 2011

Mi hermana


Ella es como de mi propia piel.
A veces en esos momentos de profunda oscuridad el pensar en ella me ayuda a salir de eso. Al menos por escasos segundos.
Me hace tener voz.
Me hace crecer.
Me ayuda a creer, que es lo que francamente más me cuesta.

Es bueno saber que no estás sola, y que de hecho no tienes la libertad de estarlo.

Sé de alguien que la quiere como hermana, aunque no lo note. Ella hoy me preguntó por esa persona, y además me comentó que la echaba de menos.

Hay cariños extraños que se producen por personas que ni siquiera nos propusimos conocer.
Yo añoré su fecundación, su crecimiento (se fue al chancho un poco), su nacimiento, y su compañía.

Amor, fraternidad.

Es genial ser la mayor cuando en realidad no lo eres.

Bonita.

sábado, 23 de julio de 2011

Óyeme

No soy yo
la que cae
rendida en tus brazos.
Eres tú
el que perfecto cabes
en los míos.
Alicia Salinas

XXX

Asomaba a sus ojos una lágrima
y a mi labio una frase de perdón;
habló el orgullo y se enjugó su llanto,
y la frase en mis labios expiró.
Yo voy por un camino, ella por otro;
pero al pensar en nuestro mutuo amor,
y digo aun: ¿por qué callé aquel día?
y ella dirá: ¿por qué no lloré yo?
Gustavo Adolfo Bécquer

Efectos de amor

Sucumbir, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso,

no hallar fuera del bien, centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido y receloso.

Huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño,

creer que el cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma en un engaño;
esto es amor: quien lo probó lo sabe.

Félix Lope de Vega Carpio



martes, 19 de julio de 2011

Cita textual

"Y desecharán y aborrecerán las maneras y malas maestrías del loco amor, que hace perder las almas y caer en la ira de Dios, acortando la vida y dando mala fama y deshonra y muchos daños a los cuerpos"
El libro de buen amor, Arcipreste de Hita

domingo, 17 de julio de 2011

¿Por qué escribir?

Escribir. Escribir sin parar, escribir porque sí, escribir para escribir. Escribir por el frío. Escribir con tos. Escribir con Silvio en los oídos. Escribir sin corazón. Escribir por no morir. Simplemente escribir. Escribirle a los fantasmas sordos que no saben leer.
Escribir y recordar. Escribir para olvidar, sin olvidar que es imposible. Escribir, recordar. Escribir.
Estar sentada, con frío, con los pulmones expuestos al frío de la noche de la casa de julio de 2011. Escuchar a Silvio, llorarlo, y mientras, escribir.
Escribir por la práctica. Escribir por amor. Escribir por miedo. Escribir porque no puedo leer ya. Escribir porque padezco de un dolor inconsolable, que escribiendo solo se agota... lentamente... el sueño. La tos seca, el frío húmedo. La espalda fría.
Extraño la lluvia. Escapar con ganas de quedarme bajo sus suaves efectos mojados y felices.
Recordar. Llorar. Sufrir. Culpar(me). Culpar(lo). Detenerme.
Escribir. Escribir con el pecho tieso. Con la espalda seria. Con los ojos secos. Con los pies curvados y fríos.
La tos invade. El calor se esfuma. Frío. Escribir.
Ir de pesca, pero no pescar. Ese es el mejor panorama. Adentrarse en un lago en una tarde morada. Tibia. Sola. No.
La playa, el norte, Machu Pichu, Chiloé.
Mario Benedetti, gracias. Gracias por escribir. Por inspirar.
Gracias a Silvio.
Gracias a ti.

miércoles, 6 de julio de 2011

Dulce adiós

Gracias a una llamada repentina y extrañísima me enteré de una pésima noticia frente a la que no pude sino llorar.

Ella no es mi amiga ya, y hoy solo pude corroborarlo. Con mi cambio de celular las personas que pudieron avisarme no lo lograron. Pero finalmente lo supe y me consternó. Mi guata dijo: "corre a verla, da lo mismo cómo te reciba, tú no eres la importante". Y asi fue, intenté que diera lo mismo su recibimiento, y fui, abracé a su abuelita. "Se me fue mi niña". "Ha de estar mejor". "Sí".

Muchas lágrimas soltadas en un segundo, abrazos, tomadas de mano. Mal.

Lo lamento, lamento no haberla visto en este último tiempo. Lamento no haberle dicho a Náyadee, "cállate, pesá", como antes. Lamento no haber seguido disfrutándola. No quise verla el último tiempo, no quise incomodarla. Quise recordarla con su vitalidad desbordante, y su juventud impropia que la hacía parecer más hermana que madre de Náyadee.

La quise, y la quiero. Y en verdad lamento su despedida silenciosa. Y desde lejos.

No creo en el cielo, pero siempre la muerte será un descanso del cuerpo, que en su caso más que en el de ninguno, le estaba trayendo enormes problemas.

Un saludo a la distancia, a ella, a su hija y a su madre, que las dejó con los brazos cruzados, pero al menos no están solas. Y creo que nunca se librarán de mi cariño.

sábado, 2 de julio de 2011

Rosa con rosa

Miro la flor, la huelo, la toco. Pareciera resistirse a la muerte. A esa muerte que yo pretendí acelerar alejándola del agua, la luz, y el aire. La encerré antes de irme, no la he liberado, y sigue allí, tersa, suave, con ese olor...roja furiosa.
El último objeto que recibí de él fue esa rosa. Cuando la compré me di cuenta de que era desubicado. Envuelta en papel celofán transparente, con una rosa atípica de regalo. Porque era un regalo, un regalo que aún no entiendo, pues debió ser significativo ¿Significar qué? Compró la rosa, quizá la escogió, quizá no, la llevó escondida... yo no la vi hasta que me la entregó en las manos, en realidad desde que salí de mi casa hasta que me pasó la flor, yo no vi. Nada. Me la dio diciendo "te traje esto". No supe qué decir, pues recién despertaba. Silencio. Miradas que no se cruzaron. ¿Por qué? No sé, cuando la compré me di cuenta que era desubicado. Gracias, está bonita. Silencio.
Ahora pienso en las flores silvestres, con pésimo olor y hermosos colores que se dio el trabajo de cortar y dejar en la reja de mi casa... esconderse... llamar para decir que dejó por error un ramo de flores en la reja de mi casa. Eran unas flores francamente feas, con pésimo olor y hermosos colores. Casi muero de la emoción. Salí. Era obvio que estaba merodeando por ahí. Lo llamé, lo busqué con la mirada. Corté el juego y entré a mi casa. Fue y dijo. Que eres fome, estaba ahí mismo, ni te esforzaste por encontrarme. Es cierto. En realidad mi ánimo no era para juegos. Y no, no jugué. Era entretenida, innovadora, bonita. Pero quedó ahí. Porque no estaba de ánimos. Y así cuántas cosas han quedado en el olvido porque no andábamos de ánimos. Situaciones, cartas, regalos, momentos, proyectos, vacaciones soñadas... ¿cuánto más hay que esperar para estar seguro? ¿Cuánto más hay que vivir para olvidar y salirse? ¿Hasta cuándo? ¿Será normal el miedo?

martes, 28 de junio de 2011

Muerte de Amarillo

La muerte, asumo, no es una situación para la que estemos preparados.
Cuando se muere un ser querido, es quizá, uno de los procesos más complejos de enfrentar, y es un dolor muy difícil de explicar.
Como humana, me considero completamente tranquila con la muerte. Con la mía en estos momentos no tengo problemas. Con mis familiares, solo algunos me preocupan, y espero no tener que enfrentarla en tales casos.
Se murió mi segundo gato. No el segundo en la vida, sino el segundo que había decidido adoptar (esta última vez), y el que iba quedando. Murió cuando yo no estaba, de un ataque que quién sabe por qué le dio. Lo enterraron minutos antes de que yo llegara.
Es difícil superar esta muerte, pues de algún modo, este gato era mi única esperanza no-humana que me iba quedando, por la cual a veces se hacía más fácil levantarse por las mañanas.
Me cuesta escribir acerca del dolor que me provoca. Solo espero que esté bien en el cielo de los gatos.

viernes, 24 de junio de 2011

Cosas del momento

Con un cúmulo de sentimientos complejos, me encuentro en una casa que no es la mía con una persona que no es de mi familia y me siento mucho más tranquila y acompañada que de costumbre. Tengo un kilo de pena y no puedo llorar, aunque no estoy segura de lo malo que ello puede llegar a ser.
Con los ojos bien abiertos decido ver las noticias, porque no hay nada más que ver, y siento vergüenza ajena. Sin saber bien si apagar el televisor, o simplemente hacerme la sorda y la ciega, escucho desde lejos y no me sorprendo demasiado de lo que observo. Un hombre cincuentón atropella a un encapuchado que lo atacaba con piedras luego de haber hecho lo mismo con una micro del transantiago. Manifestaciones en contra de La Polar que quedan en nada. Comentarios acerca del caso Karadima con la evidente intención de no alarmar, de no herir, de no meterse mucho porque es tan delicado el tema, que es mejor hablar sin decir nada al respecto.

Bolivia encontró un nuevo motivo para odiarnos, y el mismo presidente Evo Morales se refirió a los militares con asco y vergüenza ajena. El presidente de Chile prefiere no hablar mucho porque como tenemos una demanda marítima en contra, es mejor no pelear.

domingo, 5 de junio de 2011

Ojos

No pretendo hablar de sus ojos, pero tampoco digo que no lo vaya a hacer. Acaso pudiere hacerle caso a ese que siempre me advierte pero que jamás tengo ganas de escuchar. Nada más le oigo para que no sienta la discriminación total.

Y es que son tus ojos. Tus ojos lisos, suaves, mojados, medio perdidos, oscuros pero transparentes. Son tus ojos los culpables de esos silencios necesarios, de miradas que atrapan el deseo y lo convierten en amor, y viceversa, como si no se pudiera vivir ambos.
Son esos ojos, benditos ojos que obligan a ser la mejor persona que podemos, a dar los más sinceros besos, y abrazos, a mirarte incluso cuando se cierran para no dejar en evidencia el agotamiento o el amor por la vida que tanto te caracteriza. Esa esperanza inagotable que tanto ocultas.

Son tus ojos. Son mis ojos. Somos nosotros los únicos culpables.

domingo, 22 de mayo de 2011

Pensaba sobre la muerte

De camino a casa pensaba en la muerte. Pensaba en el alivio que significaría para mí que de pronto mi cuerpo explosionara o bien, muchos de los que me rodean. ¡Qué ganas me dan!
No pienso en el suicidio, pienso en la muerte. Pienso en una relación de respeto y agradecimiento.
Es impresionante cómo vienen ideas de ese estilo a mi cabeza, y se multiplican mil veces de noche. Los sueños llegan mucho más lejos, imagino no solo muertes deseadas sino asesinatos. Muero porque desaparezcan de mi vida y poder respirar con alivio. No volver a escuchar ni sus voces ni sus nombres, a menos que no se refieran a ellos.
Muero, muero por desvanecerme en la nada y mimetizarme con su apacible existencia intangible. Volverme nada es el sueño mayor que he tenido.
Añoro la muerte, añoro que se entrometa entre nosotros y no se detenga hasta hacer valer la mayor de las justicias.
Añoro silencio, añoro tranquilidad. Añoro sonrisas, silenciosas y sinceras. Sonrisas ciertamente perfectas.
Me lleno de deseos y añoranzas mientras ellos se vuelven carbón, del que contamina más de lo permitido.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Aviso de último momento

Se le informa a todos los hablantes de Lengua Castellana y sus correspondientes modificaciones en todo el área de América Latina, que el uso de los pronombres relativos: "el cual", "la cual", "lo cual", "los cuales", "las cuales" están absolutamente permitidos y sentenciados a obligatoriedad de concordancia de género y número con los sustantivos respectivos a los que se esté pronominalizando.
Conclusión: no es correcto, decir "la cual" dejando todos los otros pronombres relativos de lado.

domingo, 24 de abril de 2011

Fin de semana santa

Leer a Clarice Lispector me ayudó un poco a abrir los ojos. Uno siempre piensa que está mal, pero no falta el desgraciado que está peor. Y Jesús lo dijo en la película. Bueno, el actor.
Yo sé que el gatito hizo todo lo posible por vivir, pero no lo logró. Yo creo que quizá lo mejor es entender que la naturaleza es sabia y que a veces no son suficientes las enormes ganas de que las cosas salgan bien, sino que la esencia no cambia y la realidad se hace presente sin que la llamen.

Ella se encontraba en constantes silencios y meditaciones inconscientes, ella quería vivir. Vivir. Sentirse valorada. Sentir que era valiosa para alguien más que los obligados. Porque los obligados están allí, siempre lejos, siempre sintiendo, en silencio.

Y ahora en silencio, no sentía ganas de llorar. Esta pena no se llora, se vive. Y la rabia la tomó, la destrozó en conversaciones imaginarias y se alejó de ella. Insiste en sentirse feliz, en besar al gato, en dormir con el gato, en acariciar al gato, en recibirlo mil veces -si fuere necesario- en su cama por la noche. Ahora lee afuera de la casa para sentir el sol y el viento. Ahora se permite mirar feo, y gritar, y decir que la gente con la que comparte apenas un poco más que el sengundo apellido vale mierda. Que son mierda. Lo piensa en voz alta. Pero no dice groserías directamente, pues no es necesario bajar a su nivel -piensa-.

Y ahora que comprende que escribir es una necesidad no un simple deseo o gusto placentero, ahora puede hacerlo sin temor a que a alguien pudiera molestarle, o que alguien prefiera que no lo haga, o que no lo cambie por hablar. Ahora, ahora no dejará de hacerlo hasta que la venza la muerte o la demencia.



martes, 19 de abril de 2011

Sucedió anoche

Yo estaba preocupada por su diarrea, pero trataba de que comiera y tomara agua para que no se deshidratara. Ahora tengo muchas dudas, y prefiero no pensar mucho porque me da una impotencia tremenda que anoche solo podía expresar en rabia, en mucha rabia y una pena que no dejé que brotara por mis ojos.

Lo vi más flaco, pero lo consideré lógico si el pobre andaba con diarrea, y más encima le daba por comer menos. Me imagino los dolores que quizá pudo sentir y se me estremece el corazón, pero no se quejaba, solo trataba de dormir mucho...y no tenía ánimos de levantarse, ni de jugar como su hermanito.

Era tan pequeño y hermoso. Difícilmente lo podré olvidar. A pesar de que no hay fotos.

De pronto lo miré y estaba acostado de una forma muy extraña, no lloraba, no emitía ruido alguno, tenía la mirada perdida, y estaba acostado lejos de las botellas con agua tibia. Lo tomé, y se me desvaneció en la mano, no soportaba el peso de su cabeza, y apenas movía sus extremidades en señal de dolor e incomodidad.
Me desesperé, tenía una clavada en el corazón e intentaba no llorar, pero estaba consternada. Salí corriendo, tomé la única plata que tenía, y salí corriendo, mi hermana y su amiga iban detrás. Nuestros destinos cercanos eran de unas supuestas clínicas veterinarias por acá cerca. Fuimos a todas las que conocíamos, fuimos a pie y a toda velocidad. Como domingo, estaban cerradas, y a pesar de estar ubicadas en casas particulares, lo que puede hacer pensar que los dueños viven ahí, no abrieron las puertas. Seguimos las indicaciones de los vecinos, golpeamos muchas puertas, la amiga de mi hermana llamó a cuanto teléfono escribieron en las murallas de los recintos, pero no. Nadie respondió. Los teléfonos rugían con desesperación y los telefonistas brillaron por su ausencia.

No quise rendirme. Me devolví a la casa, le di agua cocida. Pensaba que quizá el suero le hizo mal, y por eso empeoró. No lo sé realmente, espero que no, porque en tal caso murió por mi culpa. No tragaba. No movía la boca más que para quejarse. No tomó un solo trago de agua. En un momento pude pasarle un poco de agua mediante masajes en su garganta y su estómago, y el líquido pasó casi directamente por su sistema, y lo orinó a los pocos segundo de beberlo.
Tenía una cara terrible. Movío sus extremidades en un momento, y sentí que estaba luchando por vivir. Pero inmediatamente después dejó de moverse del todo. completamente estático, y sin fuerzas ya, comenzó a latir cada vez más lento su corazón, y el mío mucho más rápido. Le di respiración boca a boca. Fue inútil.
Dejó de respirar. Su cuerpo, aun tibio, pero tieso, me avisaba que ya no pudo más. Yo tampoco pude más. Ahora sus restos se encuentran bajo tierra. Y mis restos sobre ella.
Al fin una lágrima.

domingo, 27 de marzo de 2011

La música siempre acompañando

Lo que primero me cantaste: - "soledad, criatura primorosa, que no sabe que es hermosa...(8)". Ella se puso celosa, y a ti no te importaba parece, bueno, después me dijiste que eso no tenía futuro...y algunas cosas más. Me costó creerte, no sé si porque en realidad me parecía maravilloso, o porque simplemente me parecía que bromeabas, como tantas otras veces.
Decidiste decirlo, y decidiste que era esa la realidad:- "tú me gustas, cien por ciento, aunque no me pesques (...)"
Ahora...ya después de fuimos lo que fuimos...(8), solo puedo decir: - "eras mi persona favorita...(8)"

domingo, 20 de febrero de 2011

Mi hogar, mi familia.

Vivo en una casa arrendada con 9 personas además de mí.
Duermo en una pieza con mi hermana y mi madre.
Mi abuela es la única que duerme sola. No sé por qué.
Vivo con la mayor de las hermanas de mi madre, y su pareja de siempre. Un hombre que no vale un peso y que la trata como ramera. Pero no lo es, no lo es.
También vivo con otra tía, la segunda más antigua, que vive con un hombre que no vale mucho la pena (pero ella tampoco) como padre de mi primo Benjamín.  Al parecer nunca ha sido diferente.
Vivir en esta casa es un martirio. La gente es el problema, no la casa.

Mi abuela se cree algo que no es, pero no estoy segura qué se cree. Trata con la punta del zapato -o de la pantufla- a todos. Poco le importan las preferencias o libertades individuales del resto. Ella hace lo que quiere, pero le exige a todos que no hagan cosas que a ella no le agraden.
Mi tía mayor es la "nana" de la casa, pero en realidad no hace más que cocinar y atender a su hombre, que es un vividor, solo que ella no es prostituta.
Benjamín, el padre de Benjamín, trabaja por las noches haciendo completos y churrascos en un local de mala muerte cerca de acá. Se cree profundamente sabio y hace mucho reir al mundo. Tiene hijos por todos lados y nunca ha criado a ninguno. No tiene idea lo que significa. Es que se olvidaron de la clave: amor.

En mi casa existe mucha tierra, arañas, colillas de cigarro, rabias y silencios. No hay -casi- amor.
Yo soy la primera en estudiar en la universidad. Espero no ser la última.

Maritza

Quizá el ocultar para el relato la cercanía que nos une me sea últil, pero quizá no, así que no lo haré.
Maritza es mi prima. Prima-hermana. Su historia de niñez es de aquellas que se clasifican como imperfectas, pero para nada como malas. Todos quienes la rodeaban se encargaban de que su realidad fuera preciosa, aunque la verdadera realidad, la que estaba oculta a sus ojos, fuera horrenda.
Su padre biológico, un muchacho de diecinueve o 18 años, pololo de mi tía por algunos años, se fue de su lado, deseando no verla más por un cahuín inventado por su madre. Él se fue sin darle su apellido a su hija, sin darle explicaciones a su polola, y sin darle espacio a la verdad.
La joven madre soltera sufrió muchísimo al comienzo, y mucho más después de tomar una decisión un tanto complicada. Uno de sus amigos, enamorado de ella o algo así, le ofreció ayudar económicamente a la guagua sin nada a cambio. Ella aceptó, pues su amistad la hizo confiar en él.
Él violó a mi tía varias veces, y la hizo parecer su pareja varios años, a cambio de silencio, de amenazas(...) La vida estaba siendo muy complicada para ella, mas no para Maritza, que le fascinaba compartir con su padre y con su madre.
Su madre se alejó de él, e intentó darle una vida digna a su hija, se esforzó como pocas madres lo hacen en situaciones de prácticamente indigencia, pero no le prohibió a su hija que viera a su "padre", pues ella lo quería.
Las complicaciones posteriores fueron mucho más leves y llevaderas sin una necesaria depresión a cuestas por parte de su madre. El amor la defraudó muy joven, y ella no ha podido reponerse ni siquiera ahora que tiene medio siglo en el planeta.
Maritza se recuerda como una muchacha vacía de amor, no sentía amor por la gente, pero sí por el dinero y las cosas materiales.
Además era bastante envidiosa, y celosa de sus padres.
Aprendió a cocinar y a limpiar muy pequeña, pues su madre antes de la adolescencia de su hija decidió no ser más madre. Solo fingirlo en sociedad. Y sigue haciendo eso.
Maritza se volvió una muchacha drogadicta, como tantas otras personas, pero ella era diferente, pues ella le robaba a su familia, sin culpa, sin miedo; ella no quería a nadie.
Estaba con 19 años en tercero de Enseñanza Media, cuando quedó embarazada.
Matías ahora tiene 7 años. En unos meses cumple los 8.
Él no vive con su madre. Vive con su familia paterna. Su abuela y bisabuela lo golpean más o menos seguido. Su padre lo consiente y lo quiere mucho.
Maritza vive acá, con su madre, mi tía, por haberle robado al papá de Matías y a otras personas. Ella cada vez que puede, roba.
El niño la echa de menos.
Ella se alcoholiza y se droga lo más que puede.
Sigue siendo envidiosa, materialista y egoísta.
Tiene 30 años. Pero vive como cualquier niño o adolescente.

miércoles, 19 de enero de 2011

Huérfano

Se supone que las personas huérfanas son las que se quedan sin padres. Pero el motivo debe ser estrictamente que ellos no estén cerca, o que no estén vivos. Su ausencia.
En el caso del Benja la cosa es un poco diferente. Él tiene a sus dos padres viviendo con él. Durmiendo en la misma pieza incluso. Pero es como si no existieran. Su madre todos los días se siente mal, así que no se levanta. Y su papá trabaja de noche como empleado de un sucucho de completos, churrascos...etc.
El papá, diferente a todas las personas que conozco que trabajan de noche, no se levanta sino solo para ducharse antes de irse al trabajo.
El Benja se levanta cada mañana cerca del medio día para jugar "Dofus" en el computador. Se pasa el día entero allí. No se lava, no se pone zapatos, y muchas veces tampoco polera. No toma desayuno. Almuerza solo si le gusta la comida. Y permanece, hediondo y sucio todo el día hasta la madrugada. Entre la 1 y las 2 AM se acuesta. Y la rutina se repite a diario.
Mientras los miembros de la familia pelean por él, al lado de él, se enojan, se enrabian, se llenan de palabras feas y rencores, él permanece sentado allí con mal olor en todo su cuerpo, sentado chueco, jugando.
El Benja es como un animalito en estado salvaje.

lunes, 10 de enero de 2011

Los oprimidos

¿Quiénes son los oprimidos? Esa es la pregunta que nos surgió al revisar el valioso trabajo de Paulo Freire. Por supuesto que es fácil suponer quiénes son su grupo a analizar, pero cuando lo extrapolamos a nuestra sociedad actual y global se nos vuelve más complejo situar el foco a un grupo humano definido como para asignarle el calificativo de "oprimido".

¿Acaso los oprimidos son solo los pobres? ¿Oprimidos por sus necesidades? ¿Por sus carencias? Entonces opresión del tipo material. ¿Y dónde queda la mente y el espíritu? ¿No somos oprimidos mental o espiritualmente?

Esa tarde nos dimos cuenta de que TODOS somos oprimidos. Somos oprimidos por el sistema, por la superestructura de nuestro contexto. Somos oprimidos los que tenemos carencias económicas, pero también a quienes les sobran porque no tienen la oportunidad de valorar de otro modo lo que tienen.
No importa si son oprimidos opresores, u oprimidos oprimidos. Todos podemos ser oprimidos y opresores en diferentes contextos. Pero todos somos oprimidos.

¡Y debemos liberarnos!