domingo, 5 de junio de 2011

Ojos

No pretendo hablar de sus ojos, pero tampoco digo que no lo vaya a hacer. Acaso pudiere hacerle caso a ese que siempre me advierte pero que jamás tengo ganas de escuchar. Nada más le oigo para que no sienta la discriminación total.

Y es que son tus ojos. Tus ojos lisos, suaves, mojados, medio perdidos, oscuros pero transparentes. Son tus ojos los culpables de esos silencios necesarios, de miradas que atrapan el deseo y lo convierten en amor, y viceversa, como si no se pudiera vivir ambos.
Son esos ojos, benditos ojos que obligan a ser la mejor persona que podemos, a dar los más sinceros besos, y abrazos, a mirarte incluso cuando se cierran para no dejar en evidencia el agotamiento o el amor por la vida que tanto te caracteriza. Esa esperanza inagotable que tanto ocultas.

Son tus ojos. Son mis ojos. Somos nosotros los únicos culpables.

3 comentarios:

  1. Está entero de bonito el texto. Tenís un don.

    ResponderEliminar
  2. No quiero sonar cursi ni nada, y quizás te paresca mal, es cuando recién abres los ojos. Dirás que te ves mal, y no dejaras besar. Es un trozo de tu sueño, quizá de los mejores cuando alcanzaba a ver ese destello de sueño, una luz intensa y única. Después te das cuenta que es un sueño, y ahi queda. Vuelves a la vida

    ResponderEliminar
  3. Creo que alguna vez quisiste darme a conocer esto con palabras… creo que de alguna manera me lo hiciste saber… creo que una vez, hace poco, a oscuras, mientras me vestía rápidamente a las 11:30 de la noche, me miraste y me dijiste: parece que igual te quiero un poco… y creo que son esos los ojos a los que me refería

    ResponderEliminar