domingo, 29 de abril de 2018

Me violaron

Desde que me pasó, a los cuatro o cinco años, hasta que lo recordé pasaron más de diez años. Recién a los 19 volvieron a mi memoria cada uno de los hechos violentos en los que me vi sometida a tan corta edad, y con lo terribles y vívidos que fueron estos, tuve una enorme crisis emocional que me llevó a dos años de sicólogo. Por suerte en la Universidad era gratis.
Durante muchos años, desde ese entonces, nunca usé el concepto violación para designar lo que me pasó, sino que siempre usé: "abuso sexual". Pero ahora, ahora que tenemos este terrible caso de España, en que un grupo de hombres desalmados incurrieron en VIOLACIÓN, en todas las maneras en que se puede violar a una mujer, y que los jueces consideran que no es violación, en otras palabras, que no merecen 20 años de cárcel sino solo 9 (la pena de cárcel que merecen los que abusan), ahora es cuando me doy cuenta de que me violaron. Que lo que yo llamaba abuso, quizá para bajarle el perfil, o quizá porque el patriarcado me volvió demasiado idiota, no fueron abusos, fueron continuas violaciones, y que fueron aún peor porque yo aún ni siquiera tenía edad para entrar al sistema escolar. Es decir que fueron violaciones a una niña. A apenas una niña. 
Quiero que cada persona que aparezca en este blog, por casualidad o voluntad, se entere de que no podemos seguir presenciando situaciones como estas, sin que nos afecte, o sin que nos importe, o pensando solo que gracias a Dios no nos pasó a nosotres. Cada persona que pase por aquí sepa, que no podemos seguir así como sociedad, no podemos seguir jugando al "me importa un bledo" con acciones tan nefastas de la "justicia". 
Que arda todo. Que arda ya. 

domingo, 8 de abril de 2018

Adolescencia

Hace unos años atrás hubiera considerado imposible salir a la calle, o a la piscina o de vacaciones sin depilarme las piernas y las axilas -como mínimo-. Hubiera considerado una aberración, también, salir sin sostén (con relleno, para que no se marquen los pezones, obvio). Hubiera considerado completamente inapropiado colocarme un short o una minifalda que permitiera que se me viera todo el muslo, con la celulitis incluída. Y durante un buen tiempo no me permití usar trajes de baño que dejaran a la vista mis estrías de las piernas.

Ahora entendí que los pelos, la celulitis y las estrías son parte de mí. No puedo avergonzarme de ser yo. Y de tener este cuerpo. Ahora también soy más consciente de cuidarlo y mantenerlo vivo y saludable. 
Hace apenas una semana atrás tomé la decisión de manera real de alimentarme sin carnes rojas, de hacerle caso al médico, de no permitir que mi cuerpo se deteriore solo porque soy irresponsable o terca. O porque quiero "solo disfrutar". Tan hedonista que es una a veces.

Me preocupa lo que veo a diario en el Colegio. Me preocupa la falta de amor propio de las niñas. Las que tienen desórdenes alimentarios, las que no soportan ver su cuerpo, ni ver comida. Las que atentan contra su salud a causa de una enfermedad originada por el estereotipo, por el modelo visual. La sociedad completa está enferma por insistir en que un solo tipo de cuerpo es el que todos aceptan como bello. Hay cuerpos que, por su estructura ósea, por su herencia genética, o por su desarrollo hormonal, jamás serán cuerpos que se adecuen a ese modelo. No cabrán, por más que lo intenten... ¿qué van a hacer entonces?, ¿cuando pesen 30 kilos y sigan viéndose "anchas"? La anchura es bella, la negrura es bella, la blancura es bella, la angostura es bella, la persona es bella. Siendo bellas personas, no deberíamos preocuparnos por la talla de sostén o de pantalón. Ni del color de la piel ni del pelo, ni de la máscara de pestañas ni el labial, ni el delineador ni la base, ni el brasalete adecuado, ni el sostén que combine, ni del vientre abultado ni del trasero con celulitis. Estar tan pendientes de esto nos deja poco espacio a lo otro. A la preocupación por lo fundamental. Por el amor, por el entorno, por los amigos, por la familia, por los momentos... 
Ámense. Olvídense de que su cuerpo no encaja. Porque quizá nunca encaje para sus tan altos estándares de exigencia. O quizá sí encaje. O quizá ya encaja. Amen sus pelos, su piel, sus caderas, su estatura... ámense. En serio. Ámense.