Para empezar, quisiera expresar mi gratitud a aquellas personas que de alguna u otra manera han "entendido" que el feminismo no pretende dañar a nadie, sino evitar que el daño sea más profundo. Muchos no comprenderán nunca, pero me basta con que lo entiendan. Y con que eviten el insulto "feminazi". Para que lo podamos olvidar.
Resulta que el nazi era un ser cargado de violencia y "superioridad". Sentía que el judío estaba en una categoría similar a la de un animal de ganadería, o incluso peor. El nivel de sadismo con el que fueron los judíos perseguidos, apresados, torturados, asesinados, o posteriormente, utilizados sus cuerpos, es horrorosa. No les molestaba matarlos, ni les dolía, porque ni siquiera eran personas. Eso es el nazi.
El feminismo, por otra parte, es un movimiento social, cuya pretensión es erradicar el machismo, conducta que ha sido impuesta naturalmente en todos los humanos, por los siglos de los siglos, y que ha devenido en una serie de violencias inaceptables, contra las mujeres, principalmente. El machismo ha determinado los roles del hombre y los de la mujer, diferenciados con astucia, para salir favorecidos en mayor medida ellos, y ellas han quedado en una situación francamente lejana de lo que un sujeto de derecho debe tener.
El feminismo quiere que nos saquemos al macho que llevamos dentro (hombres y mujeres) para que convivamos en armonía y en igualdad. Si todos gozamos de los mismos derechos, y nos hacemos cargo de los mismos deberes, la armonía va a ser obligatoria. Ese es el sueño feminista. No otro. El feminismo no quiere que los hombres paguen por lo que han hecho nuestros antepasados, no quiere que sufran o que sean torturados, el feminismo quiere que ellos, los hombres, nos vean como iguales, como seres humanos.
El feminismo quiere que lloren cuando quieran, sin miedo. Que no se sientan obligados a protegernos, sin sentir nunca que son protegidos. Que sean amorosos y serviciales, con sus parejas, con sus madres, con sus hijes. Que sean útiles en las labores dentro de la casa, y fuera de ella. Que no teman hacerse cargo de les niñes, sin ayuda de una mujer. Que si no quieren trabajar, porque ganan menos que ella, que se queden en la casa, si así lo desean. O que estudien, si así lo desean. Que no se partan el lomo solo porque deben ser el proveedor de la casa. El feminismo también quiere liberarlos. Si quieren depilarse, háganlo. A nadie le va a importar. Y si no quieren, bien también.
Las mujeres no estamos para que nos digan qué hacer, o con quién, o cómo. Ustedes tampoco. Esa es la gracia del feminismo. El feminismo no quiere que las mujeres seamos superiores, y que ustedes sean sometidos a nuestra voluntad. El feminismo quiere que las mujeres escalemos para estar en el mismo peldaño que ustedes. Quiere que seamos compañeros; PAREJA. Quiere que dejen de sentirse obligados a ser de un modo y que dejen de creer que nuestro deber ser es el clásico.
La mujer es una persona, igual que ustedes. Tiene aspiraciones profesionales, sexuales, personales. Su rol no es cocinar siempre y tener limpio. Su rol es ser feliz. Y ustedes no pueden sino sentirse felices y orgullosos de eso. No les queda de otra que apañar.
Aunque ahora, después de todo lo dicho, parece obvio, igual quiero reiterar entonces que el concepto "feminazi" es completamente absurdo. Por supuesto que tanta violencia histórica nos tiene enojadas y agresivas. Pero a lo más nos interesa decirles algunas palabras poco honorables para que dejen de acosarnos en la calle, de toquetearnos en la locomoción colectiva, de violarnos y de matarnos. Quizá a los agresores los queramos agredir, y hasta matar. Pero eso no quiere decir que porque sean hombres, los odiamos y queremos que mueran. Nosotros queremos que muera su macho interior, no ustedes. Ustedes nos caen bien, hasta nos gustan. Pero sería hermoso que fueran hombres conscientes de sus privilegios sociales, laborales, políticos, ¡históricos!, y de que no vivimos en un mundo donde precisamente se respire la justicia.
Apañen cabros, bájense del pony, y apañen. Nosotros los hemos apañado toda la vida. Ahora les toca a ustedes. Reciprocidad le dicen.
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