El problema de amar a alguien es que uno se va en volá. Se te olvida quién eres, se te olvida quién es, solo sabes que cada vez que piensas en esa persona, o la tienes de frente te sientes feliz, y con eso basta para que creas que sin ella, te mueres.
Y se te olvidan tus prejuicios; no te importa si es vicioso, no te importa si es "inmoral", no te importa si se sale de sus cabales de vez en cuando, no te importa si a veces no reacciona de manera correcta, no te importa si se equivoca en algo importante, porque crees tanto en esa persona, que tu fe en que la próxima vez no te fallará es más fuerte que tu desilusión de que ahora sí lo hizo.
Y se te olvidan tus prejuicios; no te importa si es vicioso, no te importa si es "inmoral", no te importa si se sale de sus cabales de vez en cuando, no te importa si a veces no reacciona de manera correcta, no te importa si se equivoca en algo importante, porque crees tanto en esa persona, que tu fe en que la próxima vez no te fallará es más fuerte que tu desilusión de que ahora sí lo hizo.
Se te escapan todos los miedos excepto uno: el de perder a esa persona. Y ese único miedo se vuelve un karma. Apenas puedes dormir cuando sientes que te equivocaste y te puede dejar, o que ya no es lo mismo, o que todo pierde su color y de pronto es más opaco... es un terror con el que aprendes a vivir y puedes sobrellevar solo de una manera: disfrutando a concho cada momento a su lado, cosa de que si la vida lo arranca de ti, puedas saborear a lo lejos algunos recuerdos que puedan al menos provocar el esbozo de una sonrisa.
Que cierto y que desesperante... saberlo de una manera tan racional, y aún así temer, temer todo el tiempo. Temerle al vacío.
ResponderEliminarPor eso hay que lanzarse a la vida.
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