Y de nuevo la perdimos.
Esta vez no le duró mucho el ímpetu de superarse y de reencontrarse con su vida.
Esta vez no le duró mucho el ímpetu de superarse y de reencontrarse con su vida.
Mil perdones ha recibido de nosotros. Todos, con el dolor en el alma por sus traiciones, y por sus decisiones autodestructivas. Pero nada de eso le ha ayudado a cambiar.
Surgir, es una palabra que uno llega a odiar a ratos, porque se entiende la dinámica de la vida como una búsqueda de sobrepasar a otros, de sobresalir, de una competencia descarnada. Pero en este caso, si ella surgiera sería para estar un poco menos mal. Un poco menos hundida en su miseria. Miseria humana en su punto mayor.
Y ya nadie cree en su dolor. Porque es mala de adentro. Ya está podrida con tanta mierda que se ha tragado.
Pobre mi Mati...
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