Corrompiste mi niñez, mi confianza, mi vida, mis deseos, mis miedos, mi dolor, mi sentido de mundo, de familia, del bien... corrompiste todo lo que nunca tuve para volverme un ser cubierto de vidrio templado. Pero como toda maleza, no dura para siempre.
Y ahora... toda esa corrupción me hizo tomar un rumbo inesperado y bueno -eso espero-.
Y ahora, soy yo la que tiene la oportunidad de ser feliz.
Y ahora soy libre.
Y ahora me río.
No hay comentarios:
Publicar un comentario