martes, 9 de abril de 2013

Hacerse el simpático no ayuda

Lo conocí cuando iba en tercero medio y él en primero. Somos amigos desde entonces. La amistad ha tenido altos y bajos pues no siempre hemos sido constantes en la comunicación. Vivimos a pocas cuadras de distancia. Él siempre se mostró honesto y amable. Siempre con un mínimo interés por saber de mí y verme.
Tiene el defecto de enamorarse y perderse, como muchas otras personas. Pero en su caso es un poco complejo porque la elección de mujeres con las que vive ese amor es algo inconveniente. Cada cual ha sido más celosa y posesiva que la anterior, y aunque él no ha sido completamente correcto en su actuar, se ha involucrado con personas que lo alejan de los amigos.
Esta vez me había prometido que no iba a perder a sus amigos por una pareja. Y en su insaciable necesidad de tener pareja, encontró una de la que no sé nada. No podría siquiera reconocerla de vista. Menos sé datos de su personalidad, porque no nos hemos visto desde que está con ella. 
Las promesas se fueron en el aire, como todas las veces. Se apartó de sus amigos y no sabía de él desde hace rato. Algunos mensajes en Facebook decían "visto" pero nunca fueron contestados, otros ni siquiera anunciaban que habían sido revisados. 
No desconozco la enorme decepción que me produce el saber que es una persona cambiante al extremo de que no es posible confiar. Y todo ese cariño y esa amistad en la que fui mucho más fiel que él se va al tarro de la basura, sin mucho esfuerzo por evitarlo de su parte. 
El otro día me dijo: "juntémonos el sábado en la mañana". Yo, a pesar de que era sábado, acepté la idea de levantarme temprano para vernos, y conversar. Para ponernos al día, limar asperezas y conocer los pormenores de su actual romance. Lo esperé, pero no vino. 
Ahora me dice que me llamó para saber si estaba antes de venir, dejando en evidencia que no confiaba en que yo cumpliera mi parte del trato, y según él esa llamada fue a las 10:30, sin embargo de las tres llamadas perdidas que tengo, la primera fue a las 11:42 y la última a las 11:47.
Es triste que con el tiempo las personas vayan fallando en las mismas cosas, y demuestren con eso que no son capaces de cambiar, ni siquiera por mantener relaciones que han trascendido en tiempo y las circunstancias.
Y decir: "puedes el otro sábado", "no", "será pos, jijiji" no lo mejora, porque hacerse el simpático no ayuda.
Maduremos, porfa.